martes, 12 de noviembre de 2013

Carta de agradecimiento.Presentación calendario 2014 en el Hospital Costa del Sol.

    Cuando uno viene al Hospital, generalmente no es por un motivo de alegría, a no ser que sea por la esperada y deseada llegada de un bebe, o porque aquí está su puesto de trabajo, que para los tiempos que corren no es poca cosa… 
   Se da el caso que, en algunas ocasiones, las personas que llegan hasta aquí, vienen arrastrando su sufrimiento y su dolor. 
  Creo que es una tarea muy complicada la labor del personal sanitario, atendiendo a un colectivo que acude hasta aquí cargando su malestar como una mochila… 
   Imagino que los momentos de alegría en este edificio se hacen difíciles en algunas situaciones. Por eso el día de hoy es un día especial ya que es de celebración y felicidad para la AECC volver otro año más con la exposición de fotos que cada año se renueva, y que su título lo dice todo: “Con otra mirada.” 
   En ella se refleja el júbilo de las modelos, el compromiso de los fotógrafos, y la responsabilidad de la AECC para mostrar al mundo la otra cara del cáncer: la vida, y si es con alegría mejor!!
  De esta última parte somos muy responsables las pacientes, por el modo de encarar la enfermedad y la vida, pero también lo sois todos vosotros: el personal sanitario. El cuidado que dispensáis a vuestros pacientes es parte fundamental en nuestras vidas. Desde la importancia de recibir una acogida amable, un médico que sepa escuchar y leer entre líneas, que sea capaz de transmitir tranquilidad e información clara, notar su compromiso y ternura, su interés por crecer viviendo cada paciente como un desafío, como un caso único y especial. Enfermeras responsables, amables e incluso cariñosas, que van más allá de sus obligaciones para dispensar una mejor atención. Auxiliares eficaces y ágiles en sus labores. Administrativas resolutivas y llenas de buena disposición….y así podía seguir enumerando cada uno de los profesionales.       Somos muchos los que pasamos por vuestras manos…, y todos los que ponemos nuestras expectativas en vuestras palabras, decisiones médicas, y trato recibido. Entiendo que esto generará en vosotros un grado de presión importante, y esto último no se valora casi nunca… 
   Para el paciente de cáncer es muy importante sentirse seguro. Necesitamos depositar nuestra confianza en aquellos que junto con el cáncer, habéis entrado de la mano en nuestras vidas. Y encontrar un personal sanitario tan entregado, es un verdadero lujo, una satisfacción, y para este Hospital debe ser un orgullo. Por todo ello queremos felicitaros y agradeceros vuestra implicación, tanto personal como profesional en todo lo se os solicita. Nos sentimos afortunados por ser atendidos aquí, y por un personal con tan alta capacitación y con tan alto grado de compromiso.
  Hoy, que gracias a la presentación del calendario 2014 de la AECC os habéis reunido tantos profesionales, es el mejor día para daros las gracias a todas las especialidades que trabajáis codo con codo con Oncología. Es el momento perfecto ya que estáis aquí muchos de los jefes de servicio, o algún profesional en representación de su área. No podéis iros hoy sin saber lo mucho que desde la AECC se valora vuestro trabajo, vuestro apoyo, vuestra diligencia en las atenciones…gracias a vosotros, el enfermo de cáncer se siente aún más acompañado. 
  Pero el día a día a veces va tan rápido que apenas nos paramos para agradeceros todo lo que nos entregáis, por eso hoy queremos parar y deciros que sois parte importante en nuestra vida, y queremos agradeceros a todos que vuestro compromiso personal vaya más allá de ese papel firmado que se llama contrato. A todos los que os exigís un nivel de respuesta a las cuestiones que se os plantean después de atender a un paciente. A los que atendéis contagiando tranquilidad, alegría, paz, futuro, esperanza, calma, ilusión…. Solo podemos deciros gracias. Gracias por dar lo mejor de vosotros mismos, y por vuestros esfuerzos, por vuestra humanidad, por vuestro inconformismo ante aquello que consideráis posible, por vuestra entrega, por vuestra disponibilidad; por estar siempre abiertos a ayudar, por vuestra generosidad, por estar de guardia 24 horas al día…Por ser cercanos en vuestro trato, por esa sonrisa con la que nos recibís. Por haber elegido ser así. Por hacer de vuestra profesión vuestra vocación.
                      
                          GRACIAS!! MUCHAS GRACIAS!!!

miércoles, 6 de noviembre de 2013

100 maneras de vivir

Hace unos días tuve una conversación, que por motivos ajenos mi voluntad fue muy breve, pero por breve no menos interesante, y quizás por breve fue muy intensa.
Resulta que la madre de un amigo se encuentra desde hace un tiempo viviendo o sobreviviendo a un cáncer. El hijo sufre mucho por ver a su madre cómo ha decidido encarar la vida. Ella, que lucha contra el cáncer, y sufre mucho por ello, se plantea la vida por etapas.
Su vida la bebe a poquitos. Por ejemplo, si uno de sus hijos se va a graduar, ella se plantea la fecha de la graduación como una meta a conseguir; y una vez superada…..da un bajón. Entonces sus seres queridos le ofrecen otro nuevo incentivo para seguir adelante… y ella, duramente, sigue luchando y luchando….
Este amigo me transmitía el deseo de que su madre viviera de otra manera. Anhela que su madre sea más libre, que sea menos dolorosa su existencia, y sea capaz de vivir con menos sufrimiento.
Es cierto que como todo en la vida, los enfermos de cáncer pasamos por etapas. Yo recuerdo como los primeros meses, los viví por “etapas” también. El diagnóstico de cáncer, de un plumazo, te acorta la vida. El pensamiento, y sobre todo los sentimientos, se llenan de dudas: veré la Primera Comunión de mi hija pequeña? Iré de vacaciones el verano próximo? Viviré la época universitaria de mi hijo? Tengo una hermana que vive fuera de España, cómo estaré cuando la vuelva a ver?....
Así, a plazos, empecé a vivir mi vida de cancerosa. Y, madre mía!!! Era agotador!! Qué cansado era!! Después de unos meses de vivir con esta extenuante tensión me di cuenta que no podía seguir así. Llegué a la conclusión de que vivir de este modo me restaba días…No era saludable ese estilo de afrontar la vida. Ni siquiera apoyada por la excusa de ser una enferma. Y fue entonces cuando dio un giro mi manera de seguir; fue a raíz de una etapa no cumplida del modo que yo había previsto, cuando decidí quitarme el peso de ese estilo de continuar, y decidí, libre, consciente y voluntariamente, vivir. Sólo eso: VIVIR.
Si con el diagnóstico de cáncer, el médico te hace el regalo de enseñarte a disfrutar aún más de la vida, de las personas y de las cosas que te van pasando, somos los mismos pacientes los que nos imponemos cómo continuar viviendo. Aunque es cierto que hay casos concretos que no escogen cómo vivir, simplemente se dejan llevar y sobreviven.
Yo digo que hay cosas en la vida que no se pueden elegir, que lo único que podemos hacer es “decidir cómo vivirlas”.
Es muy difícil enfrentarse a un diagnóstico de cáncer, no obstante aún lo es más seguir viviendo después. Sin embargo es aún más complejo para los familiares y amigos entender cómo el enfermo ha decidido vivir, que en muchas ocasiones ni siquiera tiene la opción de elegir, es la única manera de la que se ve capaz de continuar caminando. La dificultad aumenta cuando el familiar tiene que apoyar un estilo de vida que no comparte, en ocasiones sin entender que el enfermo no sabe vivir de otra manera y lo único  que desea es que le acompañen en su caminar diario.
Yo elegí continuar siendo feliz, porque ya lo era. Elegí disfrutar muchísimo todo lo que me pasara, que aunque antes ya disfrutaba, ahora intento hacerlo multiplicado por diez. Elegí no luchar contra el cáncer , si no aprender a vivir con él. Y decidí VIVIR. El cáncer te roba muchas cosas, planes, deseos, proyectos y utopías, por eso no le puedo dejar que me robe VIDA. Esta es mi decisión personal, que no significa que sea la mejor, pero lo que tengo claro es que es la mejor para mí, y para este momento.
Hay personas que escogen otro modo diferente de vivir. Y todos, todos!!, enfermos y sanos, necesitamos sentir la aprobación de nuestra opción de vida por parte de nuestros seres queridos. Y ésta es otra de las “píldoras” que los familiares de los enfermos de cáncer tienen que tomarse, y sin agua… Entiendo que es muy amarga, pero ahí llega una nueva demostración de amor: respeto y apoyo. Esa es la dura tarea que le toca al familiar.
El enfermo tiene que continuar viviendo y el familiar tiene que seguir ahí, a su lado. En mi opinión el cometido del familiar es el más duro. ¡¡¡Enhorabuena a los familiares que no desfallecéis!!!
¡Felicidades Amigo! Lo estás haciendo de maravilla; como no podía ser de otra manera: estás con tu madre. Sin descanso ni tregua, ahí estás tú, con ella. Eres todo un ejemplo.


miércoles, 30 de octubre de 2013

Hoy por fin ha llegado!!!

            Hoy me ha llegado la tan esperada carta.
Tuve la suerte de conocer al Director Médico, el Doctor Paco Martos, hace unas semanas. Él mismo, en persona me explicó lo que hoy dice su escrito. Se disculpó por no haber dado contestación a mi carta primera, y me explica que desde la dirección del Hospital Costa del Sol ya se conocían las carencias del servicio del Hospital de Día, y que se estaban tomando medidas al respecto.
Digo “tuve la suerte de conocer” personalmente a Paco Martos, porque después de que tanta gente me hablase de él y tan bien, es un gusto tener las mismas sensaciones que mucha gente. Me transmitió la intención franca de mejorar. Me llegó el compromiso de quién sabe qué hay que mejorar, y que hay que mejorar. Me inundó la sensación de quién ha pasado de “soldado raso a capitán general, y por ello conoce perfectamente a toda la tropa”. Es muy reconfortante saber que quien ahora toma decisiones , hasta hace poco era de los que se veían afectados por decisiones de la dirección…eso da mucha esperanza a que no se olvidará de dónde viene. Porque uno de los grandes males de los puestos directivos es que o se olvidan de dónde vienen, o sencillamente, nunca pasaron por ahí….llegaron directamente a la dirección….creo que todos conocemos casos y resultados de estas situaciones….
Lo mejor de la carta no es que se disculpen por no haberme contestado. No es que me desvelen que ya se tenían presentes las mejoras para el Hospital de Día. Tampoco el agradecimiento a mis renglones de reconocimiento (infinito; esto lo añado yo) al personal del que disfruto desde hace dos años. No, nada de eso es comparable a lo mejor de la carta que hoy he recibido.
Lo mejor de que me hayan contestado desde el Hospital Costa del Sol a mi escrito, es que la carta va firmada por dos grandes profesionales y grandes conocedores de la realidad, no sólo del Hospital de Día, sino de todo el Hospital: Francisco Martos (Director Médico) y José Carlos Canca (Director de Enfermería).
Firmar el escrito resalta de ellos aún más su carácter humano de entender, vivir y transmitir la medicina y la enfermería.
Me he quedado con las ganas de saber qué opina el Director Gerente, al que también le dirigí mi carta pero no me ha contestado…

Ahora, hay que esperar que sigan en esa línea, de mejora, de lucha por mejorar; de dar lo mejor de sí mismo. Ánimo!!! Con gente sin miedo a luchar contra la crisis, la burocracia, o las telas de araña de las altas esferas….seguro que se consigue avanzar.

miércoles, 16 de octubre de 2013

HOY ES MI ÚLTIMA QUIMIO!!

Creo que todos los que habéis leído mis escritos al Hospital Costa del Sol,  estaréis de acuerdo conmigo en que por haber presentado unos renglones a tres de los Directores del Centro Hospitalario, no iba a llegar el Hada Madrina con su barita mágica y todos los deseos se iban a hacer realidad…
La ironía de mi segundo escrito, nacida del enfado que me produjeron algunos comentarios hirientes que me llegaron sobre la primera carta, mi necesidad de que además de que se reconociese la labor de los profesionales allí mencionados, se tomaran medidas para, al menos, la búsqueda de alguna de las mejoras que necesita el Hospital de Día, hizo que adornase todo mi segundo escrito con “supuestas situaciones”, por otro lado posibles. Pero, tengo la completa seguridad de que todos entendéis que es solo un escrito…
Me explico.
Llegada una situación a un punto de “no retorno”; es decir, donde es imposible conseguir una mejora, por los motivos que sean, y que si se produce un cambio, con casi total seguridad va a ser a peor, solo queda el derecho al “pataleo”. O así al menos lo veo yo.
Veréis….el día que yo me siento delante de este ordenador a expresar en palabras mi vivencia y observaciones en el Hospital de Día, es un día como el de hoy. Una tarde en casa, después de una sesión de quimio y muchas horas en el Hospital de Día; ese día fuimos muchos los pacientes que pasamos por allí, más de 70, no ocurrió nada especial en esa jornada, el ritmo frenético del Hospital de Día era el de siempre, pero  algo dentro de mí se despertó….
Cuando uno quiere cambiar algo que entiende, que siente, que se puede cambiar, en el ámbito familiar por ejemplo, en tu propia casa, sólo tiene que pararse a pensar cómo hacerlo, y ponerlo en marcha. La familia de cada uno es un terreno  que se domina, no es algo desconocido, y en el mejor de los casos, al ser parte activa de ella, tienes posibilidades de ejecutar el cambio deseado. Pero cuando el cambio que deseamos, que necesitamos, por el que estaríamos dispuestos a hacer cosas, se encuentra en un terreno ajeno, que no dominamos…las circunstancias cambian….
Cuando me planteo seriamente, porque ya lo había considerado en otras ocasiones, que la situación del Hospital de Día le urge un cambio, y me examino para ver qué puedo hacer yo, me topo con la cruda realidad: NADA. No puede hacer nada…
No soy tan engreída, ni tan vanidosa, como para suponer que por escribir a los Directores del Hospital, ellos, fascinados por mi escrito, se  van a poner manos a la obra y además de mejorar todo lo que yo veo, me van a agradecer mi escrito…No.
 Así que mirando dentro de mí, escuché lo que resonaba. Y resonaba admiración, resonaba cariño, agradecimiento, reconocimiento, valoración… Resonaban también necesidades, vividas u observadas. Y desde mi sentido común y a la luz de mi propia experiencia, llegaba un destello para que pudiese ver claramente que frente a la Administración, hay un tipo de quejas, reclamaciones o protestas, en las que se expresan situaciones, generalmente bañadas de dolor e indignación, que queda en papel mojado…Y eso era una cuestión que yo tenía clara. Debía hacer algo diferente; no quería que mi escrito formase parte de una montaña de papeles que nadie más vuelve a leer, que se archiva y se ignora.
Desde mi compromiso moral, estaba en la obligación de escribir aquello que sentía. Y no podía olvidar que no quería  caer en ese derecho al pataleo que le queda al usuario cuando, cansado de aguantar una situación concreta, se decide a hacer un escrito. Mi ser necesitaba hacer pública la gratitud que nace de lo más profundo, al saberme afortunada en la vida, en gran parte gracias a todas las personas que se nombran en mi primer carta, y otros muchos a los que no he llegado a conocer personalmente o desconozco su nombre, no sólo en mi experiencia sanitaria-hospitalaria.
La finalidad de mi escrito era, y es, hacer público un reconocimiento a esos profesionales, tanto para aquellos que pasamos por sus manos, como para sus superiores, especialmente a ellos, que a veces se olvidan de lo necesario que es un pequeño detalle para continuar trabajando dándolo todo y con el corazón lleno de alegría, pero sobre todo, con la clara y plena intención, de hacérselo llegar a ellos. Desde la certidumbre de que el motor de su vida laboral no es ni el sueldo, ni la valoración de los compañeros, ni el prestigio social,  ni….    Si no nosotros mismos: sus pacientes. Vernos mejorar, avanzar, salir de las recaídas, mejorar después de los ingresos, y cuando llega el momento, no parar de escucharnos decir una  y otra vez: HOY ES MI ÚLTIMA QUIMIO!! Nuestras palabras de gratitud ante sus cuidados y atenciones, sus esfuerzos y su trabajo bien hecho. Ese es el mejor pago. Se lee en sus ojos todos los días.
Es cierto que cada uno de los reconocimientos a su encomiable labor, iba de la mano una petición de mejora….Pero era ineludible, eran como siameses que comparten el corazón…..no se podía separar.
Pero esa circunstancia no hace que yo sea tan ilusa que piense que a raíz de unos renglones escritos desde el corazón , impregnados de sentimiento, desde la Dirección del Hospital me van a llamar y me van a decir: además de estos cambios, desea algo más la señora?!
Soy una soñadora empedernida, pero eso no quita que no vea la realidad, y esta es una de ellas: un escrito no interviene en los ajustes presupuestarios de un Hospital. Y creo que todos los que habéis leído mis escritos, lo veis tan claro como yo. Además de irreal,  sería injusto  pensar que las decisiones económicas de un Centro Sanitario de la envergadura del Costa del Sol se toman por lo que un paciente escribe.
Pero asimismo, como dice el evangelio en Mateo 7, 7 “pedid y se os dará”… hay que pedir, porque además como dice el refrán “contra el defecto de pedir está la virtud de no dar…”así que hay que pedir, que “el que no llora, no mama”…

Una persona a la que admiro mucho y quiero aún más, dice que aquellos que ocupan puestos directivos, tienen dentro de sus  funciones resolver los problemas de sus trabajadores, y yo también lo veo así… y estoy muy contenta de no ser directiva de nada, ni siquiera de mi casa… sobretodo en estos tiempos que corren que todo son carencias, y las decisiones son aún más difíciles de tomar.

jueves, 10 de octubre de 2013

La llamada telefónica

Esta mañana he recibido una llamada al móvil que me ha alegrado aún más el día...
De igual modo que he publicado los escritos que remití a varios responsables del Hospital Costa del Sol, me alegra mucho poder contar esta novedad.
El Dr. Francisco Martos, Director Médico del Hospital Costa del Sol personalmente me ha llamado. Me ha parecido fantástico el detalle. 
Ayer recibió mi segundo escrito. Me ha pedido disculpas por no haber contestado al primero, ya que él no interpretó que debiera hacerlo. Me ha dado las gracias por las felicitaciones y reconocimiento del personal del Hospital de Día. Me ha pedido unos días para contestarme y hacerlo por escrito.
Me ha trasladado su preocupación por mejorar y me ha agradecido mis sugerencias para ello.
Me ha transmitido cercanía, sinceridad, claridad, sencillez. Verdad.
Me alegra que personas que en una llamada telefónica pueden hacer llegar calma, calidez, humanidad, e imagino que más valores que no se descubren ni por teléfono, ni en una sola conversación, ocupen cargos de responsabilidad porque eso ayuda a pensar que no somos meros números los pacientes , ni meros trabajadores las personas que integran su plantilla. Hace aumentar la fe en que las personas que ocupan cargos directivos, también creen que de verdad hay necesidad de mejora, y que incluso están dispuestas a ponerla en marcha. Aunque no sea fácil.
No hay que peder la fe en ningún momento. Hay que seguir caminando. Ya lo decía Machado.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Petición de respuesta


CARTA DIRIGIDA A RESPONSABLES DEL
HOSPITAL COSTA DEL SOL EN MARBELLA


9 de octubre de 2013


Muy señor mío:
         Con fecha de 2 de octubre de 2013 acudí a mi cita para ser atendida en consulta por mi oncólogo, el Dr. Diego Pérez, y recibir el tratamiento prescrito para mi cáncer de mama con metástasis ósea, en el Hospital de Día, de este Hospital Costa del Sol; como ya le expliqué en mi escrito anterior. Me gustaría empezar por comunicarle que no tengo el mínimo interés en establecer una relación epistolar con usted, pero no puedo dejar de transmitirle mi asombro cuando llegué al Hospital de Día.
         Intentaré ser lo más concreta posible para no aburrirle.
Desde que le envié mi escrito anterior hasta el día en cuestión (2 de octubre de 2013) pasaron 14 días, tiempo más que prudencial para haber recibido contestación por escrito. Pero al constatar que este hecho no se producía, ilusa de mí!, pensé que cuando llegase al Hospital de Día, encontraría mi respuesta allí!!…Creí que al entrar observaría como las dependencias del Hospital de Día habrían sufrido la ampliación que se merecen, de la que disfrutaríamos los pacientes (¡¡no seguiríamos hacinados!!); las enfermeras (¡¡no se chocarían con las ruedas de los goteros, bandejas…ni los pies de los pacientes!!...por ejemplo…); las auxiliares; los médicos no tendrían que pedir que un compañero que ha iniciado una atención a un paciente que está sufriendo una reacción al medicamento que se le está suministrando, saliese de la sala porque no hay sitio ni para acercarse al paciente en cuestión…(por ejemplo..); los familiares podrían estar en una sala de espera adecuada al número de personas que acuden como acompañantes; el personal de farmacia no se tropezarían unos con otros, ni en el despacho de atención a los pacientes ni en “campana”...Llegué a pensar incluso, que habría personal nuevo (auxiliares, enfermeras e incluso médicos…a lo mejor hasta en farmacia habría nuevos trabajadores!!!)
         Pero ..oooohh!! Decepción…. Nada de lo que solicitaba en mi escrito había pasado…y ni siquiera había tenido el honor de merecer una respuesta escrita a mi carta. No sé si ha sido porque no iba acompañada con la hoja estándar de reclamación que pone la Junta de Andalucía a disposición del paciente…cosa que me parecería de poco profesional, así que descarto esta opción. También barajo la hipótesis de que hay quien piense que mi carta está influida por alguien que no sea yo misma, …pero igualmente descarto esta idea, ya que sería un insulto directo a mi inteligencia, a la integridad de las personas de las que se piense que se dedican a influir en los pacientes que pasamos por allí, y la descarto en la misma medida porque de dar por real esta posibilidad, estaría dando por cierto uno de los conocidísimos refranes populares que enriquecen nuestra cultura popular: “se cree el ladrón, que todos son de su condición”…y esto sería  poner en tela de juicio la talla moral de quien opinase de este modo, dejando por debajo de la miseria moral la valía de estas personas. Y nada más lejos de mi intención en ningún momento, y con nadie. No soy yo quien juzga, solo soy una usuaria de un servicio donde los profesionales que trabajan en él son de una altura profesional y personal no sólo intachable, si no que estoy convencida que levantan envidias en otras áreas del mismo Hospital, por su entrega, vocación y dedicación, por su convicción de que las personas que por allí pasmos estamos por encima de las dificultades laborales y personales, que se entregan día a día a su labor, con atención plena a lo que realizan, sacando adelante un volumen de trabajo que roza lo imposible todos los días.
         Otra alternativa, puede ser que quizás mi escrito no ha recibido respuesta porque quien debía elaborarla no conoce la realidad del Hospital de Día….conjetura esta que descarto, ya que con pasar un solo día en ese servicio, como mero espectador simplemente, es suficiente para reconocer cada una de las situaciones que se describen en él, y en consecuencia, estar de acuerdo con las mejoras que se solicitan.
         Considero que mi escrito merecía una respuesta a lo que en ella se solicitaba. Me alegra enormemente que mis felicitaciones, enhorabuenas, y reconocimiento al personal del Hospital de Día, y al personal del Hospital Costa del Sol en general, se les haya hecho llegar. Pero echo en falta que no se haya considerado mi escrito lo suficientemente serio o formal para, o bien tomar medidas para las mejoras que se requerían, o bien recibir una respuesta escrita explicándome las razones por las que éstas no eran posibles. Creo que mi carta, escrita bajo la experiencia que me dan mis múltiples y obligadas visitas al Hospital de Día, mi faceta observadora, el cariño y respeto que profeso al personal que allí trabaja, y sobretodo, alentada por mi deseo de mejora para los pacientes, familiares y personal sanitario, ha sido ninguneada, desprestigiada y minusvalorada. Tengo la sensación de que ha sido usada para el descredito personal e incluso profesional de algunos (o todos) de los profesionales que se ven reconocidos en él. Y me siento con el derecho que da exponer la verdad y no caer en la inmoralidad de buscar segundas intenciones, para apelar a que se relea mi carta con fecha 18 de septiembre de 2013, con la mirada limpia, y la responsabilidad que desprende su cargo. Le exhorto de igual manera que se valoren, sopesen, ponderen y consideren las mejoras que se instan en él. Me atrevo incluso a animar a que se luche por la implantación de estas mejoras. Estoy completamente segura que la persona que sienta la valentía para llevarlas a cabo, al terminar el día podrá llenar su pecho y su corazón de orgullo por los logros conseguidos, por haber mejorado la vida de tantas personas…no anónimas…todas con nombres y apellidos.
         No quisiera terminar estas líneas sin atreverme a sugerir que la persona responsable de hacerle llegar este escrito al personal del Hospital de Día (como en su día se hizo con mi carta de fecha de 18 de septiembre) u otro personal a quien no va dirigido este escrito pero que consideren de su interés, tenga la delicadeza de tachar, omitir o tapar mis datos personales referentes a domicilio y/o teléfono ; ya sea por el cumplimiento de la Ley de Protección de Datos, o por la norma básica del sentido común.
         Me despido con la incertidumbre de saber si las mejoras que se proponen en mi primer escrito se tomarán en consideración, y con el desasosiego por saberme digna de una respuesta por su parte.
         Atentamente.


                                      Rocío Alfaro Calvo

viernes, 4 de octubre de 2013

Hospital de día

CARTA DIRIGIDA A VARIOS RESPONSABLES DEL 
HOSPITAL COSTA DEL SOL EN MARBELLA

18 de septiembre de 2013


Estimado señor:


No puedo dejar pasar más tiempo sin hacerle llegar mí más sincera y profunda felicitación.
Dentro de poco, más de un mes, se van a cumplir dos años que soy paciente habitual del Hospital de Día del Hospital Costa del Sol.
Ese es el tiempo que hace que se me diagnosticó un cáncer de mama con metástasis ósea. Estuve cinco días ingresada realizándome toda serie de pruebas para poder tener la información suficiente, con el fin de realizar el diagnóstico de manera segura. Fueron cinco días donde disfruté de un trato profesional y humano extraordinario por parte del médico que me atendió desde mi entrada en urgencias, hasta mi alta cinco días después, y del que no puedo dejar de decir que es el profesional de la medicina con mayor rigor, curiosidad científica, profesionalidad, dedicación, empatía y calidad humana que he conocido, el Dr. García Alegría.
Durante esos días pasé por las manos de muchos profesionales del Hospital (urgencias, ecografía, radiografía, mamografía, reconocimiento ginecológico, punción en mama y en cadera...). Todo aquel profesional, ya sea médico, enfermera, auxiliar o celador, tuvieron un trato magnífico conmigo. Transmitiéndome tranquilidad en cada una de las pruebas a las que me iba enfrentando, mostrando interés real en cómo me encontraba, preguntándome en cada momento si necesitaba algo, y recibiendo de todos ellos una sonrisa, un gesto o unas palabras de ánimo, acompañadas de unas explicaciones profesionales y claras para poder dar respuesta a las infinitas preguntas que yo iba planteándoles en cada una de las situaciones a las que me iba enfrentando.
Acudo al Hospital de Día desde hace casi dos años. Y aunque nunca lo he hecho, creo que es injusto no hacerle llegar el reconocimiento al personal que allí trabaja.
Soy paciente del Dr. Pérez. Creo que es un profesional entregado, cultivado, y de gran valía. Abierto al dialogo, disponible para solucionar dificultades y aclarar dudas. Muestra un gran interés en la búsqueda de la implementación de los tratamientos, buscando el más adecuado para cada paciente y ocasión.
He tenido el gusto de ser atendida por el Dr. Rueda en un par de ocasiones. Me ha transmitido calma, seguridad, calidez, grandes conocimientos, no solo profesionales, si no de mi propia historia clínica, lo cual te hace llegar una gran tranquilidad sobre el profesional que te atiende, y más en una atención puntual. 
Cada día que acudo a tratamiento, tengo la gran suerte de ser atendida por ese grupo de auxiliares fabulosas que son Manuela, Sonia, Noemí, Carol y Sole. A las que no se les escapa ni un detalle, desde pedirte la comida, tramitarte las citas, etc.… y todo con una sonrisa, con agilidad, y buen humor; ni un solo día se les olvida preguntarte cómo estás. Por ellas debo hacerle llegar mi enhorabuena.
El equipo de farmacia, compuesto por Marga, Javi, y sus compañeros, tanto los de “campana” como aquellos que atienden cuando no está Marga ni Javi. Aquellos que están “de cara al público” son la amabilidad hecha persona. Tienen como objetivo, que no es poco, atender a todos los que pasamos por allí. Te explican con precisión, con cariño, y total dedicación, como si cada paciente fuese el único que atiende ese servicio; sin la premura de una cola de espera en la puerta; con el interés de haberse explicado con claridad y que el paciente lo haya entendido, y con la disponibilidad de poder acudir a ellos en cualquier momento, con cualquier tipo de duda, incluso llegando a atender a los pacientes por teléfono. El resto del equipo que trabaja realizando cada uno de los tratamientos que los pacientes vamos a recibir son grandes trabajadores, que realizan su tarea sin descanso, y bajo la presión de todos aquellos pacientes que saben que lo único que quieren es comenzar su tratamiento lo antes posible para marcharse a casa cuanto antes. Felicidades por este gran equipo.
Por ultimo, pero no por ello menos importante, muy al contrario, están las enfermeras. Ellas son el alma y la guía del Hospital de Día. Toñi, Conchi, Curri, Mª José, Silvia o Irene (sin olvidarme de los meses que estuvo Margot cubriendo vacaciones). Son extraordinarias profesionales. Viven la enfermería en el más amplio sentido de la profesión; se entregan sin descanso. Se entregan en cada uno de los pacientes que pasamos por allí cada día. NO somos un número de historia o un apodo, no somos “el de la camisa de rayas”, ni “la del bolso verde”….nos llaman por nuestros nombres: Rosa, María, Juan, Pepe, Fátima, Inma…
No sólo te preguntan cómo has pasado los días que transcurren desde el último tratamiento para rellenar tu historial, lo hacen para saber como vas viviendo tu enfermedad, lo hacen de manera sincera, y con su conversación consiguen otro objetivo que es bajar el nivel de nerviosismo de algunos pacientes.
Todas las enfermeras son diligentes, amables, entregadas, serviciales, rápidas, incansables. Derrochan comprensión ante familiares y pacientes por vivir una situación de dificultad a la hora de enfrentarnos al cáncer que tengamos o la enfermedad que nos hace acudir al Hospital de Día. Procuran con cariño y exquisita educación, que los familiares se queden en las sala de espera; aunque no siempre los consiguen, pero no por ellas si no por los familiares que en muchas ocasiones desoyen las indicaciones de las enfermeras y auxiliares al respecto.
El gran equipo de enfermería muestra una disponibilidad absoluta, llegando incluso a atender al teléfono las dudas que los pacientes o familiares planteamos.
En estos casi dos años, que acudo con gran regularidad, no he escuchado a ninguna de ellas quejarse del volumen de trabajo, ni siquiera de sus condiciones personales de trabajo. Muy al contrario, las he escuchado comentar que desearían poder atendernos mejor. Que les gustaría poder ser mas rápidas para que tuviésemos que esperar menos, que hubiese un espacio físico mayor para que los familiares esperasen a gusto, y que a los pacientes no nos tuviesen que “hacinar” mientras estamos recibiendo el tratamiento (y son ellas las que tienen que ir sorteando las ruedas de los goteros para poder acceder a cualquier paciente, pues casi no hay sitio ni para los pies)…y ya no hablamos de la franja horaria de la comida… Es el peor momento de la jornada: poniendo y quitando vías por inicio o finalización del tratamiento, esquivar ya no solo las ruedas de los goteros, ahora también las mesas con los almuerzos de los pacientes… acudiendo a la llamada del sonido de las alarmas de los goteros que necesitan cambiar de una medicina acabada a la siguiente…; es en estos momentos, debido a los movimientos de las manos para comer, cuando se trasvasan las vías…por no mencionar cuando a estas situaciones hay que añadirle alguna reacción ante la medicación de algún paciente, donde se le atiende con gran rapidez, incluso bajo los comentarios poco adecuados de algunos pacientes… Y estoy segura que a lo largo de la jornada laboral ocurren multitud de situaciones que entrañan una dificultad añadida a sus competencias laborales y que todo el personal que allí trabaja asume y resuelve con la gran profesionalidad que les caracteriza.
Enhorabuena por ese equipo de profesionales; es un lujo poder ser atendida por ellas.
Me gustaría destacar también la rapidez con la que acuden el resto de especialistas a los que se les solicita una consulta interna. Su amabilidad y eficacia. Al igual que creo que es digno destacar la agilidad en las citas para las pruebas complementarias que periódicamente se necesitan para las revisiones de los diferentes pacientes.
No seré yo quien descubra que el personal que trabaja en esta área, en oncología, son personas hechas de una pasta especial, con unas características comunes diferenciadas de otros profesionales; sensibles a las necesidades de los pacientes y familiares, son agentes transmisores de tranquilidad ante la vulnerabilidad de todos los que pasamos por sus manos; son generadores de esperanza y fuerza para poder afrontar la enfermedad.
El Hospital Costa del Sol cuenta con una gran cantidad de trabajadores, donde aún habiendo de todo, creo que puede presumir de tener una plantilla fabulosa, y además puede distinguirse por tener la gran suerte de reunir en su Hospital de Día a un elenco profesional de primera categoría, que son capaces de adaptarse a unas condiciones laborales que rozan lo humanamente insostenible. Atiende a una media de unos 60 ó 70 pacientes al día, con las particularidades que cada paciente encierra, con el añadido de las peculiaridades de los familiares que acompañan a estos pacientes. En un espacio físico limitado, con unos recursos humanos limitados, y otra lista de circunstancias internas, que como buenos profesionales, no dejan traslucir a los que allí acudimos, pero que estoy segura que dificultan su labor, y el personal es capaz de superar en la búsqueda incansable de proporcionar un servicio de calidad.
Desde este escrito no puedo dejar de dar la enhorabuena por el servicio de excelencia que los profesionales que trabajan en el Hospital de Día ofrecen, desde la plena convicción que está generado por la vivencia plena de su vocación; pero eso no es justificante para que desde fuera, como paciente y en algunas ocasiones como acompañante, observe el ritmo frenético de trabajo que allí se desarrolla, y con unos medios humanos y físicos muy limitados. Bajo mi humilde opinión, esta situación se mantiene en el tiempo por la absoluta convicción de parte de la gerencia o dirección, de que el trabajo saldrá adelante, pues la base de ello es la profesionalidad de los trabajadores que allí lo desempeñan con gran dignidad y bajos recursos.
Como paciente me veo en la obligación y con el derecho de pedir la mejora de las condiciones de trabajo de estos profesionales, porque así repercutirá de manera directa en la mejora de mi propia situación. Creo que el espacio es excesivamente pequeño para el volumen de personas que pasamos por esas instalaciones cada día; estoy absolutamente segura que tanto los médicos, como las enfermeras, auxiliares y personal de farmacia, necesitan de más personal, no por su incapacidad de sacar el trabajo, si no por la necesidad de no trabajar día a día desbordados.
Desconozco el número total de pacientes que allí se atienden, esos datos no me corresponde a mi manejarlos, y como paciente de este servicio no puedo dejar de hacerle llegar mi más enérgica enhorabuena por el personal que trabaja en el Hospital de Día del Hospital Costa del Sol, y con la osadía que da la ignorancia, esta felicitación debe ir ineludiblemente acompañada de mi, también, más enérgica protesta por las condiciones en las que este personal se ve obligado a desarrollar su trabajo.
Esperando que se tomen las medidas necesarias para la mejora de lo anteriormente expuesto y que a su vez se congratule del personal sanitario, me despido atentamente.
Reciba mi más cordial saludo.



                                                        Rocío Alfaro Calvo.