martes, 21 de octubre de 2014

Me ato los cordones, y sigo caminando.

      Lo que todos los pacientes de cáncer deseamos cuando comenzamos un tratamiento de quimioterapia es terminar pronto para volver a la "normalidad".
      Lo que definiríamos como "normalidad", sería volver a hacer las mismas cosas que hacíamos antes. Llevar el mismo ritmo de vida, trabajo, familia, amigos, salidas, ropa,...etc....
      Y lo que no sabemos antes de comenzar, es que nada va a ser lo mismo...No va a ser ni mejor ni peor, simplemente que no será igual.
      No sólo porque nuestras uñas tardarán casi un año en volver a recuperar su dureza, la piel hay que cuidarla más porque sufre con la quimio, recuperar el pelo, su densidad y espesor, etc,etc.... De la misma manera, nuestro modo de entender la vida también se verá modificada.
      Un día, de pronto, el cáncer le echa el freno a nuestra vida. Y desde ese mismo día, nuestro interior se ve alterado. El concepto de prisa, de estrés,de urgencia, de importancia, de amor, el concepto de nunca, siempre, tal vez, alegría, miedo, cariño, sinceridad.....cambia de manera significativa. Ya no es como antes.

      Pero un día ocuerre. También de repente, sucede. Llega el informe del medico donde dice: "libre de enfermedad". Ese es el ultimo paso que se  da para alcanzar la "normalidad". Esa normalidad consiste en espaciar las vistas al hospital, al oncólogo, a las analíticas y a las pruebas radiológicas; esa normalidad que creemos que será volver a ser la que fuimos antes de nuestro diagnostico. Y eso no ocurrirá porque no seremos las mismas personas, nuestras vivencias de esos meses, nos cambiarán y transformarán, para hacer de nosotros los hombres y mujeres que resurgirán de la quimio y el trayecto atravesado por el cáncer. Ni mejores ni peores, pero ese paréntesis que hemos realizado en nuestras vidas, cuando lo cerremos, con el informe del médico en nuestras manos, no nos va a devolver al día anterior al que se movió la tierra bajo nuestros pies. Esos papeles escritos en el ordenador y firmados por nuestro oncólogo, nos dan la libertad de poder decir: yo he superado un cáncer. Y a partir de ahí seguir reconstruyéndome como persona y seguir viviendo esta vida tan maravillosa que me ha mostrado el cáncer.

      Y todos aquellos pacientes que nuestro objetivo es convertirnos en enfermos crónicos, ya que el estadío de nuestro cáncer no nos da otra posibilidad, aprendemos a vivir con cáncer. Y cuando llega una nueva etapa de nuestro diagnóstico donde hay que parar esa normalidad que adquirimos en nuestro continuo tratamiento, esa para es sólo: pararnos para atarnos los cordones de los zapatos, y seguir caminando. Sin duda alguna!!