miércoles, 6 de noviembre de 2013

100 maneras de vivir

Hace unos días tuve una conversación, que por motivos ajenos mi voluntad fue muy breve, pero por breve no menos interesante, y quizás por breve fue muy intensa.
Resulta que la madre de un amigo se encuentra desde hace un tiempo viviendo o sobreviviendo a un cáncer. El hijo sufre mucho por ver a su madre cómo ha decidido encarar la vida. Ella, que lucha contra el cáncer, y sufre mucho por ello, se plantea la vida por etapas.
Su vida la bebe a poquitos. Por ejemplo, si uno de sus hijos se va a graduar, ella se plantea la fecha de la graduación como una meta a conseguir; y una vez superada…..da un bajón. Entonces sus seres queridos le ofrecen otro nuevo incentivo para seguir adelante… y ella, duramente, sigue luchando y luchando….
Este amigo me transmitía el deseo de que su madre viviera de otra manera. Anhela que su madre sea más libre, que sea menos dolorosa su existencia, y sea capaz de vivir con menos sufrimiento.
Es cierto que como todo en la vida, los enfermos de cáncer pasamos por etapas. Yo recuerdo como los primeros meses, los viví por “etapas” también. El diagnóstico de cáncer, de un plumazo, te acorta la vida. El pensamiento, y sobre todo los sentimientos, se llenan de dudas: veré la Primera Comunión de mi hija pequeña? Iré de vacaciones el verano próximo? Viviré la época universitaria de mi hijo? Tengo una hermana que vive fuera de España, cómo estaré cuando la vuelva a ver?....
Así, a plazos, empecé a vivir mi vida de cancerosa. Y, madre mía!!! Era agotador!! Qué cansado era!! Después de unos meses de vivir con esta extenuante tensión me di cuenta que no podía seguir así. Llegué a la conclusión de que vivir de este modo me restaba días…No era saludable ese estilo de afrontar la vida. Ni siquiera apoyada por la excusa de ser una enferma. Y fue entonces cuando dio un giro mi manera de seguir; fue a raíz de una etapa no cumplida del modo que yo había previsto, cuando decidí quitarme el peso de ese estilo de continuar, y decidí, libre, consciente y voluntariamente, vivir. Sólo eso: VIVIR.
Si con el diagnóstico de cáncer, el médico te hace el regalo de enseñarte a disfrutar aún más de la vida, de las personas y de las cosas que te van pasando, somos los mismos pacientes los que nos imponemos cómo continuar viviendo. Aunque es cierto que hay casos concretos que no escogen cómo vivir, simplemente se dejan llevar y sobreviven.
Yo digo que hay cosas en la vida que no se pueden elegir, que lo único que podemos hacer es “decidir cómo vivirlas”.
Es muy difícil enfrentarse a un diagnóstico de cáncer, no obstante aún lo es más seguir viviendo después. Sin embargo es aún más complejo para los familiares y amigos entender cómo el enfermo ha decidido vivir, que en muchas ocasiones ni siquiera tiene la opción de elegir, es la única manera de la que se ve capaz de continuar caminando. La dificultad aumenta cuando el familiar tiene que apoyar un estilo de vida que no comparte, en ocasiones sin entender que el enfermo no sabe vivir de otra manera y lo único  que desea es que le acompañen en su caminar diario.
Yo elegí continuar siendo feliz, porque ya lo era. Elegí disfrutar muchísimo todo lo que me pasara, que aunque antes ya disfrutaba, ahora intento hacerlo multiplicado por diez. Elegí no luchar contra el cáncer , si no aprender a vivir con él. Y decidí VIVIR. El cáncer te roba muchas cosas, planes, deseos, proyectos y utopías, por eso no le puedo dejar que me robe VIDA. Esta es mi decisión personal, que no significa que sea la mejor, pero lo que tengo claro es que es la mejor para mí, y para este momento.
Hay personas que escogen otro modo diferente de vivir. Y todos, todos!!, enfermos y sanos, necesitamos sentir la aprobación de nuestra opción de vida por parte de nuestros seres queridos. Y ésta es otra de las “píldoras” que los familiares de los enfermos de cáncer tienen que tomarse, y sin agua… Entiendo que es muy amarga, pero ahí llega una nueva demostración de amor: respeto y apoyo. Esa es la dura tarea que le toca al familiar.
El enfermo tiene que continuar viviendo y el familiar tiene que seguir ahí, a su lado. En mi opinión el cometido del familiar es el más duro. ¡¡¡Enhorabuena a los familiares que no desfallecéis!!!
¡Felicidades Amigo! Lo estás haciendo de maravilla; como no podía ser de otra manera: estás con tu madre. Sin descanso ni tregua, ahí estás tú, con ella. Eres todo un ejemplo.


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